Escribir diálogos realistas a la vez que originales, que muevan la trama, y que se queden en la mente de los lectores es más difícil de lo que parece. Aquí te dejamos algunos tips esenciales para escribir buenos diálogos.
Uno de los problemas más recurrentes que suelen tener los escritores a la hora de llevar a cabo su historia, son los diálogos: A veces no saben escribir diálogos que suenen naturales, otras veces no saben cómo hacer que todos los personajes hablen de forma diferente entre sí, o no saben si abusan de los diálogos o, por el contrario, casi todo es descripción y no hay suficiente diálogo.
En esta sección, vamos a darte tips que te ayudarán a escribir buenos diálogos.
1. Analiza cómo habla la gente de tu alrededor
Para saber escribir a personajes que hablan de forma diferente entre sí, lo primero es analizar tus alrededores y fijarte en cómo habla la gente. Seguro que tus amigos hablan de una manera específica, y que tu abuela, el señor extraño de la cafetería, y tus profesores hablan de otra.
Todos tienen o carecen de un cierto nivel de educación y formalidad, tono y rapidez de habla, y frases o muletillas que solo ellos usan. Fijarte en este tipo de cosas te ayudará a luego saber plasmarlo en tus personajes.
Un buen ejemplo:
“¡Que vamos a Disney! Ay Diosito, toda mi vida he soñado ir, ¡me voy a hacer fotos con todas las princesas!”
“¡E-Espera, espera! Yo no quiero ir, Tony me dijo que Mickey no es Mickey, dijo que hay… otra persona suplantándole.”
“Mickey es Mickey, coño. Ahora cállate y metete en el coche.”
No hace falta decir quien habla porque, aún sin contexto, podemos apreciar que hablan tres personas muy diferentes. La primera persona es más cursi y animada, la segunda persona es miedica y paranoica, y la tercera es directa y ruda.
Un mal ejemplo:
“¡Que vamos a Disney, que bien!”
“¡Sí, qué guay! aunque me da miedo Mickey.”
“¡Venga, entrad al coche, que vamos para allá!”
No se puede discernir la personalidad de los personajes ni quién dice qué. Tienen el mismo estilo de escritura y, por ende, el diálogo se hace repetitivo y básico.
2. Quita la descripción del diálogo
Si no estás seguro de si tus personajes hablan demasiado similar o no, solo debes hacer como en el ejemplo anterior y quitar el “dijo -nombre del personaje-” De esta forma, solo ves el diálogo.
¿Puedes saber quién dice cada cosa? ¿Si se lo enseñas a alguien, es capaz de diferenciar qué personaje habla, o se queda perdido? ¿Parece que solo habla un personaje porque lo que se dice es demasiado similar?
Leer los diálogos en voz alta te ayudará más a saber si funcionan, y te permitirá sacar conclusiones y saber si debes revisar esas líneas o no.
¿A quién le hablan tus personajes?
Aunque es importante que cada personaje tenga una forma de hablar única y que les pertenezca, no siempre pueden hablar de esa forma en todos los momentos.
En la vida real, tendemos a cambiar el registro según con la persona que hablemos. Con un profesor vamos a hablar de forma más normal, y con nuestros amigos de forma más casual. Es importante tener en cuenta esto con los diálogos de nuestros personajes. Si un personaje le habla de la misma forma brusca a un profesor que a sus amigos, nos dice mucho de su personalidad.
Un ejemplo donde se cambia el registro según la persona:
“¡Es que estaba rotísimo, tío, se le había ido la puta olla!” le contó Edgar a Pablo.
“¡Señor Pérez!” llamó el profesor. “¿No estaba usted en la enfermería?”
Edgar escondió su móvil inmediatamente. “¡P-Profesor Ruíz! Sí, es que- es que ahora me encuentro mejor… qué cosas, jaja.”
Edgar habla con Pablo de forma casual y brusca, pero al ser pillado por el profesor, cambia inmediatamente su registro a uno más inseguro y tartamudeante, demostrando que el profesor está por encima y le respeta o intimida de cierta forma.
Un ejemplo donde no cambia el registro nunca:
“¡Es que estaba rotísimo, tío, se le había ido la puta olla!” le contó Edgar a Pablo.
“¡Señor Pérez!” llamó el profesor. “¿No estaba usted en la enfermería?”
Edgar se encogió de hombros y siguió hablando. “¡Profe, ni te imaginas el puto circo que me acaba de pasar! ¡Estoy rallado no, lo siguiente!”
Este Edgar no siente ningún respeto hacia su profesor, le habla como a Pablo, como si fueran colegas.
Viendo esto, podemos asumir que el primer Edgar es rebelde pero aún así acata ciertas normas para salvarse el cuello, mientras que el segundo Edgar es un ‘caso perdido’ que no respeta ningún tipo de autoridad.
3. Considera los dialectos y la gramática
Las personas reales no hablan de forma perfecta todo el rato, y aunque al escribir sintamos que tenemos la obligación de escribir como si de una tesis se tratara, la verdad es que los diálogos de nuestros personajes no tienen que ser necesariamente perfectos, ya que eso les puede quitar naturalidad.
¿Qué tipo de imperfecciones se pueden poner? Si un personaje viene del campo, podemos hacer que diga expresiones rurales; si el personaje no ha ido nunca a la escuela, podemos hacer que no construya muy bien sus frases, o si el personaje es de otro País, podemos hacer que diga algunas palabras mal, o en su idioma.
¡CUIDADO!
Aunque es importante añadir este tipo de variantes en los diálogos para dar más credibilidad, no debemos pasarnos, porque de otra forma podemos desconcentrar, confundir o incluso hartar al lector.
Cosas que hay que evitar:
“E-Estoy m-muy f-feliz d-d-de que m-me ayudaras. G-Gracias…” agradeció Lara.
O Lara es tímida, o tartamuda, pero ver este diálogo constante puede ser una molestia para la mayoría de lectores, hasta el punto de odiar a Lara.
Si quieres mostrar que alguien es tímido, hazlo de estas forma:
Lara apartó la vista de los ojos de Ian, sus mejillas estaban ardiendo. “Estoy muy feliz de que me ayudaras. G-Gracias.” agradeció, con una voz temblorosa y casi inaudible.
Otro ejemplo que hay que evitar:
“Entonce’ dije apa’, y fui pa’ la huerta con mi ma’ y allá encontramo’ una choza abandona’” explicó Pablo.
Sabemos que Pablo es un chico de campo, nos ha quedado más que claro con este diálogo. Si Pablo es un personaje que sale muy poco en la historia y solo para hacer gracia o mostrar un estereotipo exagerado, entonces este diálogo no es necesariamente terrible, pero…
Si queremos mostrar a un personaje de campo más realista y que no desconcentre:
“Fui a la huerta con mi má, y al llegar nos dimos cuenta de que mis gallinas estaban corriendo como pollos sin cabeza, sobre todo la Patri. Me puse a hacerle tuc tuc pa’ que viniera conmigo, pero la chica me huía, y al perseguirla encontré una choza abandonada.”
En este ejemplo, aún se mantiene el ‘má’, y el ‘pá’, pero no se exagera ni se repite cada cuatro palabras. Para dar más sensación de campesino, se añaden otros elementos como el detalle de la gallina ‘La Patri’.
4. ‘El dijo’ ‘Ella dijo’
Es muy común añadir ‘X dijo’ cada vez que terminamos de escribir un diálogo. Hay que recordar que poner esto nos sirve para que el lector sepa qué personaje está hablando, por lo que si bien es necesario ponerlo en muchas ocasiones, en otras, cuando ya está claro quién habla, podemos prescindir de ello.
Ejemplo de ‘él dijo’ que no es necesario:
“Hoy he ido al Domino’s Pizza y me he peleado con un desconocido.” explicó Neil, como si nada.
Eli le miró con ojos cansados. “¿Y por qué te has pegado con alguien esta vez?”
“¡Porqué dijo que le gustaba la pizza con piña! ¿¡Hola!?” gritó Neil.
“Pues a mi me gusta la pizza con piña.” dijo Eli.
En este ejemplo, podemos apreciar como en los dos primeros diálogos es necesario decir que Neil y Eli son los que hablan, ya que así nos ponemos en contexto, pero el resto de veces se vuelve innecesario.
Sería más adecuado de esta forma:
“Hoy he ido al Domino’s Pizza y me he peleado con un desconocido.” explicó Neil, como si nada.
Eli le miró con ojos cansados. “¿Y por qué te has pegado con alguien esta vez?”
“¡Porqué dijo que le gustaba la pizza con piña! ¿¡Hola!?”
“Pues a mi me gusta la pizza con piña.”
Hemos quitado ‘Gritó Neil’ y ‘Dijo Eli’ y aún así entendemos la conversación perfectamente, lo que muestra que estas dos últimas descripciones no hacían falta.
Cuando usarlos y cuando no:
- No usarlos:
-En ocasiones cuando es obvio quién dice algo.
-Solo para decir ‘Él dijo’ sin añadir ningún otro detalle.
- Usarlos para:
-Poner en contexto al lector sobre quién está hablando.
-Cuando queramos añadir una descripción más detallada para enriquecer o aclarar el diálogo que se ha dicho.
Por ejemplo:
“Hoy he ido al Domino’s Pizza y me he peleado con un desconocido.” explicó Neil, como si nada.
Eli le miró con ojos cansados. “¿Y por qué te has pegado con alguien esta vez?”
“¡Porqué dijo que le gustaba la pizza con piña!” gritó ofendido, como si el hecho de comer pizza con piña fuera el peor pecado del mundo. “¿¡Hola!?”
Eli se encogió de hombros, “Pues a mi me gusta la pizza con piña.” admitió, preparándose para escuchar más quejas de su estúpido amigo.
Aquí podemos observar cómo volvemos a mencionar a los susodichos, sí, pero lo hacemos por una buena razón. No decimos cosas obvias como ‘Él gritó’ y ya está, sino que añadimos pequeños detalles que enriquecen el texto como el tono que usan, el nivel de dramatismo, sus movimientos, y sus pensamientos.
5. Conversaciones directas e indirectas
Algunas conversaciones pueden parecer mecánicas, como si se tratara de dos robots hablando, o dos actores recitando sus líneas. Esto puede ocurrir porque nos enfocamos demasiado en las conversaciones directas: Yo te pregunto algo, y tú me respondes de forma directa.
Las personas no siempre hablamos de esta forma, sino que hablamos de forma indirecta. Pueden preguntarnos algo, y según nuestro estado de ánimo, el tipo de conversación, el tipo de persona que nos pregunta, y otros factores vamos a responderle una cosa u otra.
Un ejemplo de conversación directa:
“¿Cómo te ha ido el día?” preguntó Dan.
“Me ha ido mal, he suspendido el examen de matemáticas.” respondió María, decepcionada.
La conversación es directa porque Dan pregunta algo, y María le responde con lo que quería.
Ejemplo de conversación indirecta:
“¿Cómo te ha ido el día?” preguntó Dan.
“¿No tenías entreno hoy? ¿Qué haces aquí?” respondió María de mala gana.
La conversación es indirecta porque María no responde la pregunta de Dan. Está enfadada porque ha suspendido el examen, pero no lo sabemos porque no quiere revelárselo a Dan, bien porque no es el mejor momento, porque es orgullosa y no quiere revelarlo, o porque ya tenía sentimientos negativos hacia Dan.
Las conversaciones indirectas son muy importantes porque dan realismo a las situaciones, crean drama, profundidad, y nos ayudan a saber mejor cómo se siente el personaje, y qué tipo de persona es.
Otro ejemplo de diálogo directo:
“Me gustas.” confesó Javier.
“A mi también me gustas.” reveló Julia, con cierta timidez.
Aquí podemos apreciar una confesión de amor 100% directa.
Ejemplo de diálogo indirecto:
“Sabes que estoy aquí para todo lo que necesites, ¿verdad?” preguntó Javier, mirando a Julia seriamente. “Siempre podrás contar conmigo. Siempre.”
Julia sintió como si su corazón fuera a salir de su pecho y asintió, sin apartar la mirada de Javier. “Lo sé.”
¿Es una confesión? ¿No lo es? Aquí está la gracia de los diálogos indirectos. Dan a entender cosas, crean un subtexto, pero no lo dicen claramente, de forma que el lector puede emocionarse o sentirse intrigado por lo que va a pasar en un futuro con la relación de esos personajes.
Hay que recordar que los mejores diálogos se sienten como un juego de poder. Alguien establece el tono de la conversación, y el otro debe decidir si seguirle o no. No todas las conversaciones están balanceadas, muchas veces un personaje domina la conversación y el otro debe defenderse.
Al final, es importante tener en cuenta que los personajes nunca van a responder de la misma, todos van a tener variantes que les harán encarar el diálogo de formas diferentes, y esa es la clave para escribir diálogos originales a la vez que naturales.
6. Frases memorables
Algunas personas pecan de hacer diálogos demasiado poéticos y filosóficos hasta el punto en que rallan lo irreal, mientras que otros pueden pecar de hacer diálogos demasiado normales y simples, donde nada parece resaltar. Esto, al igual que con la mayor parte de cosas en la vida, funciona mejor cuando está equilibrado.
Frases o diálogos memorables/icónicos:
Ocurre cuando el personaje dice algo inusual que sorprende tanto al lector que se le queda en la mente hasta varios días después. Generalmente son el tipo de frases que vemos en posters, pegadas sobre imágenes motivacionales o dramáticas, o que enseñan en los tráileres de las películas. Son frases que destacan sobre el resto del diálogo por su profundidad, ingenio o comedia.
Por ejemplo:
«No conoces verdaderamente a una persona hasta que peleas con ella».
«Elemental, mi querido Watson».
«La flor que crece en la adversidad es la más hermosa de todas».
Podemos observar que todas estás frases no son naturales ni lo que solemos oír diariamente. Son únicas, extrañas, poéticas o filosóficas. Generalmente, un amigo no te soltaría algo así de la nada. Este tipo de diálogos son posibles porque, al escribir, tenemos más tiempo para pensar y nos podemos permitir plasmar este tipo de pensamientos.
- Lo bueno:
Todo libro necesita este tipo de frases memorables, porque al fin y al cabo es lo que la gente acaba recordando. Por ello, si no te sale de forma natural, es importante tomarte tu tiempo en pensar en este tipo de contenido y esparcirlo en los momentos más importantes de tu historia.
¿Cómo sé si tengo este tipo de frases? Imagina tu historia como si fuera el tráiler de una película. ¿Qué escenas enseñarías? ¿Qué diálogos elegirías para mostrar al público y convencerlos de que deben venir a ver tu película? ¿Qué frases icónicas resumen mejor el alma de tu historia? Crepúsculo no será la mejor de las películas, pero hasta ese libro tenía su propia frase icónica:
“De tres cosas estaba absolutamente segura. Primera, Edward era un vampiro. La segunda, había una parte de él y no sabía si era la parte dominante, sedienta por mi sangre. Y la tercera, que estaba incondicionalmente e irrevocablemente enamorada de él.”
Si no se te ocurren frases memorables, inspírate con las frases favoritas que hayas leído, busca en internet frases motivacionales, e intenta expresar de forma poética los pensamientos o la situación en la que se encuentra tu personaje.
- Lo malo
Por supuesto, si todo el libro está lleno de estas frases y descripciones profundas, va a haber el problema de que ninguna destaque ya que el libro en si parece una visita por un museo. Es importante tener una base de dialogo y descripción natural, y añadir estos toques únicos en los momentos preciosos, sino tu obra puede acabar dando una sensación demasiado rimbombante e irrealista, con tanta filosofía que te olvidas de lo que está pasando realmente en la escena (aunque hay gente a la que le gusta ese estilo, así que no te tomes este consejo demasiado en serio).
Si eres de los que hace que sus personajes hablen de forma demasiado poética y quieres que el diálogo quede algo más natural, prueba de trasladar ese diálogo a la descripción:
«Me enamoré de ti como cuando me quedó dormida. Primero lentamente, y luego de golpe». -> Frase poética en Dialogo.
«Me enamoré de él como cuando estás quedándote dormido. Primero lentamente y luego de golpe». -> Frase poética en la narración. Más natural que en el otro caso.